jueves, 16 de abril de 2020

MANZANARES (C. Real)

DESCRIPCIÓN


Población localizada al este de la provincia de Ciudad Real, en la N-IV unión de Madrid con Andalucía y nudo de comunicaciones, zona obligada de paso si se va del norte hacia el sur, del este al oeste,. En plena llanura manchega en el Campo de Calatrava. La lindan al Norte los términos de Argamasilla de Alba, Alcázar de San Juan, Herencia, Llanos del Caudillo y Villarta de san Juan, al Sureste Membrilla, La Solana y Alhambra, al Sur Valdepeñas y al Oeste Daimiel.

BREVE HISTORIA
El escudo

El nombre de esta localidad se debe a la familia Sagasti-Manzanares, descendientes de una ilustre familia de Vizcaya, quienes acompañaron a Raimundo de Fitero, junto a otros caballeros de las mismas tierras, cuando vino hacia el sur para fundar la Orden de Calatrava. Otra teoría opina que el nombre proviene, como el de tantos otros pueblos de la zona, de su original apelativo árabe (dando a entender que ya existía entonces), que no era otro que Mansanares según aparece en un mapa del Edrisi, y que viene a significar Caserío del río (Mansil-Nahar).
En el siglo XIX el sacerdote Inocente Hervás y Buendía ya escribió que en el término de Manzanares existen al menos dos puntos de posible poblamiento prehistórico, el Pozo de la Raya cercano al del Ciervo y las ruinas existentes en el camino de Membrilla. A igual distancia de la villa manzanareña y de Membrilla, se cree que se alzó Iyurzun, de donde se sacó el 26 de octubre de 1841 un pequeño ídolo de piedra de medio cuerpo; asimismo es posible que corresponda a la época anterromana el castillejo de La Mesnera
De la posterior civilización romana hay varios autores que destacan el paso de dos vías por este término. Del mismo modo, las Cañadas ganaderas, según recuerda el ilustrado religioso, constituyeron el más importante medio humano de comunicación, no sólo pecuario en la Edad Media, y por las tierras donde hoy se erige Manzanares se cruzaban entonces la Soriana y la de Cuenca, lo que muy probablemente favoreció el posterior poblamiento y su desarrollo definitivo.
Se sabe que en el año 1229 comenzó a poblarse, perteneciendo todavía a la Orden de Santiago. Pasó a la Orden de Calatrava diez años después, y en el año 1352, contando ya con más de 200 pobladores, fue construida una muralla que lo circundaba; probablemente también de estas fechas data la construcción de su castillo, llamado Pilas Bonas, aunque otros historiadores creen más probable que sea anterior, del mismo siglo XIII, construido por la Orden de Calatrava para oponer y marcar sus líneas con el castillo de Tocón perteneciente a la Orden Santiaguista.
El término de Manzanares constituyó una de las más importantes encomiendas de la Orden de Calatrava, cuyo titular o Comendador residía en el castillo y administraba las rentas de la Orden de su término. El antiguo poblamiento, según algunas fuentes, fue reconquistado por Martín Martínez, quinto maestre de la Orden de Calatrava, a principios del año 1198, edificándose a partir de entonces el castillo y en 1299 se erigió y pobló la villa junto a éste. Más tarde, en torno a 1352 se amuralló por orden del maestre Don Juan Núñez de Prado, obra que fue realizada por sus habitantes en cinco años, a cambio de la condonación a la villa de ciertos impuestos.
En el siglo XIII el Manzanares calatravo se afianzó en la fuerza de la espada y la persecución de la cruz guiadas por los nobles vascones de la Casa Sagasti-Manzanares, que acompañaron al navarro abad Raimundo de Fítero en su visionario recorrido por La Mancha.
El siglo XV parece que fue el de mayor esplendor para Manzanares, pues de entonces data la construcción de su iglesia parroquial y varias ermitas, además de experimentar un notable aumento demográfico.
En los primeros años del Imperio, Manzanares fue municipio de los que guardaron fidelidad a Carlos I frente a las legitimaciones mostradas por los Comuneros. No obstante, debe su título de "Ciudad Fidelísima" no al hecho reseñado, sino a su participación más que notable durante la guerra contra los franceses en el siglo pasado.
Manzanares fue fiel al emperador Carlos V. que se enfrentó a los comuneros, a los lejanos mercaderes de lana y del vellón y que dejó para la posteridad indeleble el título de "Leal Villa". "El Comendador D. Rodrigo Manrique en 1519 con motivo de la guerra y levantamientos de las Comunidades hizo restaurar el castillo, limpiar sus fosos, poniendo en pie de guerra todos los hombres útiles de la población y aliándose a las villas de Villarrubia y Daimiel se aprestó a la defensa de los derechos del Rey. Desde esta fecha, dice el Sr. Peñalosa, comenzó a llamarse la Leal Villa de Manzanares". Tuvo una de las morerías más populosas de todo el Campo de Calatrava. En el año de 1624 pasó por la villa el rey Felipe IV, de camino a Andalucía, integraba el séquito real el escritor Francisco de Quevedo, el cual escribió unas cartas de elogio sobre el lugar enviadas a su amigo el Comendador, el Marqués de Velada.
Posteriormente el pueblo de Manzanares guiado por la audacia del párroco Pedro Álvarez de Sotomayor, bajo la protección de Nuestro Padre Jesús del Perdón, consiguió evitar la aniquilación del general Sebastiani y que, más tarde, despertó la admiración del general Castaños por su contribución a los sucesos de Bailén. Precisamente, por la participación de los manzanareños en esta batalla volvió a ser reconocida la población, mucho antes que la vecina Valdepeñas, con títulos honoríficos, en este caso, el de Ciudad Fidelísima.
La localidad de Manzanares también fue testigo del paso de O´Donell y Cánovas del Castillo, la revolución que en 1854 intentó reinstaurar el progresismo en España, firmándose el conocido Manifiesto de Manzanares. Diversas fuentes hablan del gran crecimiento de Manzanares durante la Edad Media, paralelo a la importancia concedida por la Orden de Calatrava, pese a lo cual en el Siglo XVII se dejó sentir el tremendo efecto de la peste que hizo perecer a gran parte de la población.
Larruga, no obstante, habla del crecimiento poblacional de la ciudad que en 1724 tenía 1.400 vecinos, en 1857 alcanzaba la cifra de 2.350 y en 1887 se situaba en 2.834, lo que suponía 9.687 habitantes.
Aún se contemplan, asimismo, las huellas de una ciudad que se expandió sobre los raíles del progreso, que afianzó su crecimiento sobre chimeneas de alcohol y recibió con prontitud el advenimiento de algunos de los grandes inventos de la época. El 16 de junio de 1895 tuvo lugar la inauguración de la luz eléctrica, cuyas obras fueron dirigidas por el sabio electricista Isaac Peral, que fallecería en Berlín antes de su conclusión. Hay, claro está, un Manzanares cercano, marcado en el siglo XX por las sacudidas de la intolerancia y de la desigualdad. Un Manzanares que, aunque esquivó la guerra, no pudo evitar sus consecuencias.
Finalmente, Manzanares resurgió con la industrialización, el desarrollo y, finalmente, el crecimiento en democracia.

MONUMENTOS

Castillo de Pilas Bonas.
Esta fortaleza se construyó al separarse los territorios de las órdenes de Santiago y Calatrava, siendo la sede de la segunda, y de la Encomienda de Manzanares. Pero no sólo sirvió de defensa contra los musulmanes. Entre 1.808 y 1.812 fue utilizado como cuartel general de las tropas francesas en la Guerra de la Independencia. En el año 1.836 fue un fortín acuartelado para el ejército cristino que luchaba en la Guerra Carlista.

El Castillo de Pilas Bonas ha permanecido oculto en el casco urbano de Manzanares durante más de un siglo. Después de las desamortizaciones del s.XIX se aprovecharon sus robustas murallas y muchas de sus vetustas dependencias para usos domésticos.


Iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora.

Está ubicada en la Plaza de la Constitución, forma un conjunto arquitectónico de gran belleza con los soportales que la rodean y el Ayuntamiento de la localidad.
Data del s.XVI. Posee una bellísima portada plateresca con tímpano y trompetillas en forma de abanico. Destacan los relieves de la Asunción, la figura de Dios Padre y los ángeles músicos.
El interior es sencillo y austero en una sola nave con ábside ochavado y torre a sus pies. Cuenta con una planta de cruz latina de 1200 m2 y está enmarcada por cinco capillas laterales. La torre consta de tres cuerpos, con planta cuadrada en el inicio, octogonal al nivel del campanario y chapitel como remate.
La iglesia ha sufrido varios incendios, uno en el s.XVI y el último durante la Guerra Civil, por lo que ha necesitado de varias restauraciones. La última de ellas se efectuó en 1985.
El retablo actual fue construido en el año 2003, en Ecuador. Consta de 110 piezas en madera de cedro y fue realizado gracias a la donación de Mª Josefa Fernández-Pacheco. El coro está sustentado mediante arco rebajado a los pies. Alberga el órgano que data de 1951 y que se fabricó en Azpeitia (Guipúzcoa). Se puede contemplar el antiguo reloj de la torre construido por el fabricante-relojero madrileño Antonio Marot. El reloj comenzó a prestar sus servicios en el año 1949, tras la reconstrucción del edificio parroquial.
Cuenta con algunas obras del renombrado pintor local Antonio Iniesta.
La Iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1991.

Ermita de la Vera Cruz

Alberga al patrón de Manzanares, Nuestro Padre Jesús del Perdón, y su festividad se celebra el 14 de Septiembre. Se realizan alrededor de la fecha numerosos actos culturales y deportivos.
Se asienta sobre el lugar que en el s.XVI ocupó una antigua ermita y humilladero en lo que ahora sería el actual crucero de la iglesia con entrada desde la plaza de San Antón.
En la 2ª mitad del s.XIX la ermita sufrió varias restauraciones. La de 1883 fue a cargo del arquitecto Francisco Cabas, el mismo que dirigió las obras de la Catedral de la Almudena de Madrid. Se aumentó el campanario y las agujas con que este termina.
Tras su destrucción en la Guerra Civil, fue reconstruida y terminada en 1940 realizándose entonces la Cripta que décadas más tarde se convirtió en Museo.
En 1962, la hermandad de Nuestro Padre Jesús del Perdón encargó la realización del retablo del altar mayor a Luis Ortega Bru, uno de los más célebres imagineros del s.XX. Anteriormente, en 1955, el escultor gaditano trabajó para esta cofradía en la realización de las imágenes de la Virgen de la Esperanza, San Juan y el Cristo de la Veracruz.
El retablo en madera policromada de forma ojival, cubre todo el muro de cabecera que queda cobijado por un arco apuntado. En el centro, está situada la imagen titular de la hermandad, obra del escultor vasco Quintín de Torre en 1942, y el resto de espacio se articula mediante tres grandes cuadros realizados en alto relieve, cubriéndose las zonas intermedias por una profusa decoración vegetal, así como las imágenes de los 4 evangelistas junto a San Pablo y San Pedro, que flanquean de dos en dos cada uno de los relieves.
En el año 2002, coincidiendo con la reforma de la fachada exterior, se culminó la restauración del paso interior existente para realizar el tradicional besapié de Nuestro Padre Jesús, con la instalación del rodapié, zócalo, pasamanos y techo en madera tallada y policromada.
En la ermita destacan sus vidrieras y capillas. En una de sus paredes, resalta el cuadro del pintor local Antonio Iniesta sobre la histórica jornada del Viernes Santo de 1809, reproduce la iniciativa del párroco D. Pedro Álvarez de Sotomayor de sacar la imagen del Cristo Arrodillado hasta la Ermita del Cristo de las Agonías, ante la inminencia del ataque por parte de las tropas francesas para recibir al general Sebastiani y pedirle misericordia para la población. El militar concedió el perdón y desciñéndose del fajín verde que portaba, lo puso en la cintura de la imagen en señal de acatamiento, de ahí el nombre de Nuestro Padre Jesús del Perdón que tomó desde entonces el venerado patrón.
El auténtico fajín que el patrón luce en sus salidas procesionales junto con otros tesoros propiedad de la hermandad se exponen en las vitrinas de la Cripta-Museo, existente bajo la nave central y que fue rehabilitada y acondicionada en 1988.

Convento de Concepcionistas Franciscanas Descalzas.


Se inauguró en el año 1592 y siempre tuvo la protección de la familia Quesada y Tello. La fachada es de estilo barroco del s.XVII que sirve de pórtico a la soledad y el recogimiento. En ella podemos apreciar una imagen de Santa Beatriz de Silva bajo el escudo de la Orden.
Desde su fundación hasta el año 2019 que se marcharon las poquitas monjas que quedaban, estuvo habitado por monjas de clausura. 
Su exterior es de mampostería, con cadenas de ladrillo en la esquina, lo mismo que la puerta principal, que con su medio punto rebajado y composición adyacente, evoca el estilo neoclásico. El mismo paramento tiene varios rectangulares en su parte superior, y a la izquierda un campanil no en uso, compañero de la espadaña interior.
Forma un conjunto sobrio y sólido, junto a la torreta rectangular de la esquina entre la Plaza de Alfonso XIII y la calle Monjas, con ventanales de medio punto enrejados y celosías, murales de mampostería y ladrillado.
En el interior de la iglesia destaca la bóveda de cañón con lunetos entre arcos torales simulados, mientras que las pilastras y cornisas sostienen modillones.
El retablo está coronado por el Sagrado Corazón de Jesús. En el centro también encontramos a Mª Inmaculada, flanqueada a la derecha por la imagen de Sta. Beatriz de Silva, fundadora de la Orden de las Concepcionistas Franciscanas Descalzas, y a la izquierda por la imagen de San Francisco. Debajo está el Sagrario con el Santísimo, titular del convento. Destaca el relieve de la mesa del altar, que representa la Santa Cena.
El coro es el espacio de oración desde el que las religiosas siguen la misa y cuantas celebraciones tienen lugar en la iglesia. Se caracteriza por su buena acústica. El interior del monasterio destaca por su austeridad y sencillez. El monasterio fue reconstruido en 1944 tras la Guerra Civil.
 
Ermita de San Antón. 


Ermita del patrón de los animales y a quien se dedican las primeras de las llamadas Fiestas de los Santos Viejos de Manzanares, junto con las de la Virgen de la Paz y San Blas, caracterizadas por la celebración de una gran hoguera junto a sus ermitas. 
Del s. XV, la ermita de San Antón se sitúa en medio de la plazoleta a la que da nombre. Su festividad es el 17 de enero.
Fue construida a base de ladrillo, mampostería y tapial, asemejándose en su fábrica a otras muchas de la comarca. Los ladrillos están en hiladas, en inglete y en sardinel y constituyen elementos muy bellos y bien resueltos arquitectónicamente, a la vez que alegran con sencillez la monotonía de los paramentos exteriores. Tiene una superficie de 258 metros cuadrados.
En la fachada principal de la ermita, se sitúa la puerta bajo un arco de medio punto de ladrillo. Sobre ella, aparece una inscripción en latín, en línea con el campanil y con dos ventanas de ojo de buey, una de ellas en el frontón. El texto nos recuerda que el templo fue restaurado, aumentado y embellecido a expensas de la propiedad y generosidad de los habitantes del pueblo en honra y alabanza de San Antonio Abad en el año 1788.
Esta restauración se efectuó sobre la ermita primitiva, más pobre y pequeña, que databa de antes de 1579. Sobre la ermita de San Antón el párroco D. Inocente Hervás escribió: "Es la más bella y sólida de todas las de su estilo en este pueblo".
El interior es de una sola nave con presbiterio y coro alto, formando un conjunto armónico con la austeridad propia de la devoción al santo ermitaño y acorde a la naturaleza rústica y popular de sus devotos.

Ermita de la Virgen de la Paz


Antigua ermita dedicada a Santa Quiteria, como podemos leer en una cerámica de su exterior. Esta ermita ya existía antes de finales del siglo XVI y estaba situada en la periferia, algo apartada de la ciudad, pero en la línea de crecimiento urbano.

En el Archivo Parroquial existe documentación y puede que sea de tiempos muy anteriores, ya que casi todas las ermitas de los pueblos próximos con el título de Santa Quiteria, protectora contra la rabia, datan del siglo XV.

Su edificio es de tapial, cubierto de armadura que reflejaba un semi-artesonado que con los arreglos de diferentes épocas desapareció. El lateral exterior es de tapial entre verdugadas, no así el hastial que es de mampostería. Se remata con el campanil que corona un frontón dentado con reborde y ventana de ojo de buey. La superficie del templo es de 218 metros cuadrados.

En el interior de la ermita, se encuentra uno de los pocos bienes culturales anteriores a la Guerra Civil. Se trata de un cuadro, de autor desconocido, que data del s.XVII y que plasma el descendimiento de la Virgen para imponer la casulla a San Ildefonso, patrón de Toledo y cuya advocación estuvo históricamente muy vinculada a la de la Virgen de la Paz en el Arzobispado de Toledo.

También se encuentran las imágenes que la hermandad de Ntra. Señora de la Paz y Oración en el Huerto saca en procesión en Semana Santa. Su festividad es el 24 de enero.

Ermita de San Blás


La actual ermita de San Blas es una construcción que data de 1847, año en que fue reconstruida tras su destrucción por parte de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia para asegurar la defensa del castillo.
Hasta entonces, la primitiva iglesia se dedicaba al Cristo Yacente del Santísimo Sepulcro. Fue co su reconstrucción cuando dio cabida a la imagen de San Blas.
La ermita es de tapial, con una pequeña nave central y un lateral adosado en su prolongación que forma la sacristía por la que se sube al coro.
La fachada de la ermita, con ojo de buey sobre la puerta a la altura del coro, se remata con un frontoncillo que sostiene el campanil. Otra puerta más pequeña da acceso a la sacristía en la parte adosada a la izquierda de la nave central.
En este adosado se cuelgan numerosas ofrendas de los muchos fieles que tiene este santo, abogado de los males de garganta y de otras muchas dolencias. La enorme devoción se demuestra en su festividad el 3 de febrero, fecha para la que se venden las tradicionales rosquillas de pan.

Casa Palacio del Marqués de Salinas


También conocido como Casa de Jonte, porque en ella vivió el militar Manuel González de Jonte, esposo de la hija de los Marqueses de Salinas, Manuela Chacón.
Fruto del contacto de este militar con la corona, por esta casa palacio fueron frecuentes en los años 20 las estancias del rey Alfonso XIII y sus hijos, situando aquí el centro de operaciones de sus partidas de caza.
Alfonso XIII en unas de sus visitas a
Manzanares
En la fachada principal puede verse su pórtico de piedra con escudo heráldico. Destaca la majestuosidad de sus rejas y balcones metálicos, aupados sobre ménsulas y cobijados por cornisas.
Su titularidad es privada. En el interior existe un precioso patio con columnas de piedra y arcos de medio punto rebajado, con planta superior de columnas pétreas sobre balaustrada.
La importancia de los moradores que han pasado por esta casa queda de manifiesto en el hecho de que absorbió una ermita aledaña, la de San Sebastián, que se encontraba en la esquina de la calle de Carmen con la calle Maestro D. Cristóbal. En ésta es visible un arco de lo que sería puerta lateral de la iglesia. Aún está en pie, la cruz y veleta que coronaba la fachada principal de la ermita, retranqueada y oculta por una construcción anexa para aprovechar la actual alineación de la calle.

MUSEOS
Estos quedan pendientes para una nueva publicación en este blog.

GASTRONOMÍA

Para rematar este artículo les vamos a poner uno de los ricos platos manchegos que pueden degustarse en la zona, las migas al estilo pastor.

Migas de pastor para 8 personas
Pan duro cortado en taquitos.... 500 g
Agua con sal ....................... 250 ml
Aceite de oliva (AOVE) ....... 200 ml
Chorizo fresco ......................3 unidades
Panceta de cerdo ................ 300 g.
Diente de ajo ....................... 6 unidades
Pimiento choricero .............. 1 unidad
Comenzaremos extendiendo las migas sobre un paño grande de cocina y las remojamos con agua de sal, distribuyéndolas poco a poco y uniformemente con la ayuda de una cuchara. Las envolvemos en el paño como si fuera un sobre durante una hora y media o dos horas, volteando de vez en cuando el paño para que se reparta mejor la humedad.
En una sartén añadimos 120 ml de aceite y freímos por este orden el pimiento seco, éste poco tiempo para que no se ennegrezca mucho, la panceta troceada y el chorizo también troceado. Ponemos una vez hechos estos ingredientes a escurrir en un papel y reservamos unos 15 ml de este aceite.
Seguidamente machacamos el pimiento choricero en un mortero hasta que quede como polvo. Cortamos la panceta y el chorizo en trozos más pequeños y reservamos todo junto.
Ponemos de nuevo una sartén grande al fuego y echamos 80 ml aceite nuevo más el reservado. Calentamos a fuego moderado y freímos los ajos. Añadimos las migas humedecidas y volteamos constantemente con una pala hasta que queden sueltas y doraditas. Echamos casi al final el pimiento machacado y el picado de panceta y chorizo. Mezclamos todo muy bien para que se atempere con las migas.
Las migas las acompañaremos de unas uvas fresquitas a ser posible del terreno y de un buen vino tinto de crianza de nuestras bodegas (Yuntero, Guadianeja o Isidro Milagro).
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Bibliografía:

http://www.turismocastillalamancha.es/
http://www.turismomanzanares.es/


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